No tomo más merca
por Juan Xiet
ilustración por Juan Cruz Prats
¡No tomo más merca!
Me miro al espejo, siento que tengo patas de rana,
me mojo la cabeza con agua fría, me corto el brazo con un cúter.
¡No tomo más merca!
Desnudo en el baño… Subida de presión… Vi imágenes de la niñez.
Lo vi al Sr. Televisor de la ola verde apuntándome con el dedo índice y moviéndolo de arriba hacia abajo.
Los vi a los Halcones Galácticos, vi 5 personas disfrazadas de empanada cortando la calle
Me acordé que la Ugi‘s valía $2, tuve flashes de Tori, la tortuga que mi mamá me compró a los 9 años cuando se le escapó mi canario de la jaula.
¡No tomo más merca!
Entro a la pieza mojado y temblando, me miro al espejo mi cara es igual a las bolsas con pelotitas de aire que vienen para proteger distintos artículos de valor y que son completamente adictivas cuando empezás a explotarlas.
No tomo más merca
Me sale sangre de la nariz como si saliera un brazo rojo de un fantasma diminuto que quiere irse. ¡El fantasma es mi alma! Me muero.
Las venas de la cabeza laten al ritmo de la lambada, me voy, me muero, me asusto, tarareo mentalmente Conociéndote, de César Banana Pueyrredón.
¡No tomo más merca!
Miro al ventilador de techo de mi pieza. Imagino que es Dios. “Esta es la última, te lo prometo, ya sé que te lo prometí muchas veces antes, pero esta es la última, te lo prometo, Dios mío, salvame“.
El ventilador está sucio, yo estoy sucio, Dios está sucio.
No tomo más merca
Me sangra el brazo, la nariz y el culo, no quiero morir en casa, me visto, busco la bolsa y la tiro por la ventana, de tan rápido no siento el latir de mi corazón, pobre, pobre corazón, higo, pasa de uva, bancame te voy a llenar de frutas y verduras, te voy a llenar de yoga y de Björk y de mandalas y de libros de autosuperación.
No tomo más merca
Borro el teléfono del dealer, mi mamá me llama para comer pollo al horno, estoy al horno, me miro al espejo ¿sigo vivo? Me falta el diente de adelante, estoy loco, Doctor Chapatín, en sandalias y pantalón de vestir, mamá, no quiero comer me cayeron mal las papas Pringles
No tomo más merca
Quiero vomitar mi historia personal, quiero vomitar la poca comida que tengo en el estómago, quiero vomitar las horas que no dormí, quiero una horca, una gota de magia, una voz que me salve
Me siento, tranquilo, Juan, tranquilo, pienso en Grande Pa, Arturo Puig, pienso en Fanny Mandelbaun, alguien que me ayude, pienso en mi mujer roncando a 38 cuadras de acá, me miro el brazo, marcas mojadas iguales a un arañazo de un gato de 13 dedos, Tiki Tiki Tiki Tiki, entré solo, salgo solo, juego un ta-te-ti con la muerte y empieza ella y sabe el truco de empezar con la cruz en el casillero de arriba a la derecha, mi lengua es una tijera, aún en este momento pienso en no perderme los detalles, para después escribirlos, soy escritor, tranquilo, Juan, tranquilo, mañana es viernes, pegás una bolsa y después lo escribís.
¡¡PEDAZO DE PELOTUDO!! Concentrate en los chakras, en las pitufresas, en un licuado de soles. Pensá en el olor de un campo repleto de conejos recién mojados.
Vuelvo, late más despacio, no voy a morir hoy, pongo una porno, pero no se me para ni en pedo. Me meto un dedo en el culo y saco sangre, todo es poesía, me quedo de este lado, una ronda más, tengo un comodín más, una contraseña para lograr generala servida con las palabras.
Me miro de nuevo al espejo, tengo de nuevo un color humano, el diente que me falta me mira a los ojos de búho:
un resplandor de magia escribe una frase fuera de este mundo:
uno no deja de ser niño porque crece…
Uno deja de ser niño porque se olvida.